domingo, 25 de octubre de 2015

Hola.

Voy a ir y te voy a decir: -Hola.

Ilustración de Bansky
Mira que pude habérmelo preparado mucho mejor… Yo que sé… Un ramo de rosas, un chiste ingenioso o un saco de hielos para romperlos a trizas con predilección; pero no.

“Hola”. Tan banal y tan sencillo. Tan de bienvenidas sin darnos cuenta. Nadie que se despide dice “hola”. Y quién lo hace, o es gilipollas o tiene todo el derecho del mundo a verte de nuevo.

Estoy a un minuto. A un minuto de sentarme al lado de ti en ese banco en el que no sé que tú esperas el autobús y voy a esperar que, por una vez, sea a mí, a quien no se le escape el tren. Te voy a decir el ‘hola’ más rotundo jamás dicho y vamos a conocernos toda la vida.

No sé por qué, ni cómo. Ni si vamos a querer que sea así. Ni si, incluso, somos tan… como voy a creer que vamos a ser siempre. Sólo sé que te voy a decir “hola”.

domingo, 11 de octubre de 2015

Que me quiten lo bailao.

Cuando estés triste piensa que no nos pueden quitar lo bailao. Porque lo bailao ya se hizo y a mí nadie me puede quitar un recuerdo. Porque lo bailao es mío y hago lo que quiera con ello.

Pero si pudiesen quitarme lo bailao, que me lo quiten.

Que me lo quiten, ya.

Y ahora que me lo han quitado, agárrate que vienen curvas.

Te voy a bailar lo imbailable. Te voy a bailar el agua. Te voy a bailar los esquemas. Te voy a bailar el cerebro. Te voy a bailar lo que haga falta. Porque me hace falta bailar. Y, carajo, me haces falta.

Ya se puede poner cualquiera delante, que yo no estoy entrenado pero tengo ganas. Y si tengo ganas, bailo mejor. Bailo mejor que, incluso, la distancia, que me han dicho que gana muchos bailes y yo soy demasiado competitivo.

Ponte delante distancia. Ponte tiempo, ponte circunstancias, ponte kilómetros, ponte flamenca. Yo me pongo el querer. Y empecemos a bailar.