sábado, 20 de abril de 2013

Recuerdos.

Únicos viajeros de un ‘te echo de menos’. Únicos que no olvidan. Tan únicos y a la vez, tan nuestros.

Esa maleta repleta de miradas que te llevaste pero que no sabías que aún yo también mantengo agarrada por el mango y abrochada a mi piel por tu cremallera.
Imagen de Leonard Beard

Ese hechizo que perfuma tu olor con cada brisa de aire que entra por mi ventana a la madrugada, y que me lleva flotando a las noches que juntos pasamos.

Esas llaves que abren cada puerta para encontrarme de nuevo con besos y caricias que demostrábamos.

Ese armario organizador de prendas al tacto de tu piel con las que me enfundaría y arroparía.

Recuerdos. Tan tuyos como míos. Tan propios como de nadie.

Sin precio, pero con valor. Sin materia, pero con alma. Encerrados bajo mi cuerpo y liberados por el tuyo.



No existen recuerdos creados por un solo individuo. Los recuerdos se crean complementados. Es inequívocamente necesario que existas tú para crear los míos. Y así ha sido.

Cada tic tac de aguja de reloj, es inyección de millones de éstos en mis venas. Una adicción comparable con tu presencia a mi lado.





Vago por la vida acostándome en cada esquina acolchada con risas, llantos, sentimientos y emociones.

Aún poseo el lienzo de los colores que apartaban el blanco y negro del cuadro, que dibujamos juntos. 
Esperando que algún día vuelvas y lo terminemos.

Admiro a los recuerdos por mantener el pasado tan vivo. Los admiro porque éstos, desenvainan su espada y se enfrentan al virus de los pensamientos, los malos recuerdos. Y los admiro, porque una vez desenvainada y con un choque de filos de arma son los vencedores de esta guerra.

Pero, si deseara. Reclamaría perder todos nuestros recuerdos, meterlos en una botella de cristal, arrodillarme frente al mar y dejarlos surcar los mares, con tal de que tú vuelvas de donde estés. Escoger el billete de vuelta, desde tus lejanos metros, kilómetros o cielos donde te encuentras. Que pudiéramos volver a volar sin dejar de pisar las tierras que tanto amamos.

No dudes que ahí estará la parte de tu almohada donde recostabas tus sueños por la noche, mientras me agarrabas de la mano o respirabas orientándote hacia mis ojos.

Mientras, me tocará recrearlos solo.

Te fuiste y te llevaste consigo todo. Pero si de algo te olvidaste, fue de los recuerdos. 

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